jueves, 22 de marzo de 2012

4.2. Entrevista a Josefa Castillo Bou

Mi nombre es Josefa Castillo Bou. Nací en Villahermosa del Río, el día nueve de mayo de 1931.
Durante mi infancia, viví en una masía de mi pueblo. 
No recuerdo haber pasado una infancia muy dura, pero, cuando llegó la Guerra Civil no se puede decir que fuera muy feliz. Recuerdo una vez que mi padre pidió permiso a los soldados para pasar cerca de ellos porque teníamos que trabajar. Los soldados nos concedieron el permiso, y entonces, mientras trabajábamos, a mi madre y a mi, accidentalmente, nos pasó una bala muy de cerca y casi nos hieren.
Respecto a la relación con mis padres, era una relación buena, pero la mayoría del tiempo lo pasaba con mi abuela. 
Tuve dos hermanos: una hermana llamada Isabel y un hermano llamado Luis. Yo era la más pequeña de los tres. Nos llevábamos muy bien.
Cuando yo era pequeña muchos niños no iban a la escuela, pero otros pocos, como yo, tuvimos la suerte de poder ir a un edificio donde nosotros, los alumnos, nos reuníamos con el profesor. Yo empecé el cole a los 9 años y llegué a aprender a sumar, a leer y a escribir.
Cuando llegábamos a la escuela nos poníamos de frente a un cuadro de la Virgen María y decíamos ave María purísima. A continuación rezábamos el rosario, y después colgábamos una bandera de España en la ventana. Más tarde cantábamos el Cara al Sol. Y al final de todo esto estudiábamos.
Éramos aproximádamente ocho niños en el aula.
Después teníamos un ratito de recreo, y allí jugábamos juntos al corro de la patata, al churro media manga mangotero, etc.
Yo empecé a trabajar a los siete años como pastora y lo fui hasta los diez y nueve años.
Si acababa mis quehaceres y tenía algún tiempo libre, solía ayudar a mis padres con su trabajo. Pero algunos domingos mis amigas y yo bajábamos a la plaza del pueblo y, en una casa cerca de allí, hacían bailes, y allí conocíamos nuevas amistades, y también en ese lugar conocí a mi marido.
Yo no tuve nunca ningún juguete, pero me divertía mucho bordando telas con hilos de colores y creando formas de flores en mis bordados. 
En mi familia solíamos comer muy variado, y nuestra comida habitual era la que nosotros mismos cultivábamos  (alubias, patatas, nabos, calabazas, coles...) Pero también, en ocasiones comíamos carne de cerdo, fideos y gachas.
No teníamos casi ropa, y la que teníamos nos la hacíamos nosotras, entre mi madre, mi hermana y yo. Pero solo en las fiestas de San Bartolomé, todas las chicas estrenábamos vestido ese día, porque eran las fiestas más famosas del pueblo.
En mi época de niñez, nosotras las niñas ayudábamos a nuestras madres con las tareas domésticas, mientras que los niños salían a echar una mano a sus padres en el trabajo de la tierra.


Hecho por Valeria.

miércoles, 21 de marzo de 2012

4. Entrevistas

A continuación vamos a poner las entrevistas que hemos estado haciendo a nuestros familiares y amigos que vivieron durante el franquismo y nos han querido contar un poquito de sus vidas y sus recuerdos de la infancia.

Hecho por Belinda.

1.4. A la zapatilla por detrás

Organización:

Los jugadores echan a suertes el que paga. Los demás se sientan todos en círculo mirando hacia dentro.

Material:

Para este juego solo e necesita una zapatilla.

Juego:

Una vez que están todos en círculo, el que la lleva, con la zapatilla en la mano, dando vueltas al círculo canta:
 
A la zapatilla por detrás, tris-tras.
Ni la ves ni la verás, tris-tras.
Mirar para arriba, que caen judías.
Mirar para abajo, que caen garbanzos.
¡A callar, a callar, que el diablo va a pasar!

Al terminar la canción, los que están en el círculo cierran los ojos y cuentan hasta diez. Mientras, el que paga, tiene que dejar la zapatilla detrás de alguno de los jugadores sin que nadie lo note ni le vea.

Al llegar a diez, los jugadores llegan detrás de ellos y el que encuentra la zapatilla la coge y sale corriendo detrás del que pagaba. Si lo alcanza antes de dar tres vueltas y le da con la zapatilla, el pillado se la vuelve a quedar; si no lo alcanza, el que lleva la zapatilla será el que pagará en el próximo juego.




Hecho por Belinda.






martes, 20 de marzo de 2012

1.5. Las sillas

Organización:

Entre 4 y 12 jugadores.

Materiales:

tantas sillas como jugadores hay menos una. Si es posible música, o si no puede ser, una persona que cante o toque palmas.

Juegos:

-Se colocan las sillas en circulo.
-Cuando suena la música todos los jugadores bailan alrededor  de las sillas,sin tocarlas y sin adelantarse los unos a los otros.
-Cuando la música o las palmas paren, los jugadores tendrán que sentarse cada uno en una silla.
-El jugador que no consiga sentarse en la silla quedará eliminado, y acompañará a la persona que para la música o toca las palmas.
-Cada vez que se inicia el juego se quita una silla, hasta que solo quede una silla y dos jugadores.
-Gana el jugador que consiga sentarse en la última silla.

Hecho por Belinda

1.6. Churro

Organización:

-Todos los jugadores se dividen a partes iguales en don grupos.
-Uno de los equipos se coloca formando una fila, el primero de pie y contra la pared y el resto agachado de tal forma que mete la cabeza entre las piernas de el compañero de delante y se coge fuerte a las piernas.
-Mientras tanto, el otro equipo se coloca en fila detrás del equipo agachado.

Juego:

1.El juego comienza cuando el equipo que está detrás, de uno en uno, saltan lo más lejos posible, por encima de los jugadores agachados, de tal forma que no pueden tocar el suelo con ninguna parte del pueblo. Si pasa el juego termina.

2.Cuando todos los jugadores han saltado y están encima de las espaldas del equipo agachado, el que está de pie, tocándose la mano,el antebrazo o el brazo, pregunta a los jugadores agachados: "¿Churro, media manga o mangotero? (hay un jugador que tiene que responder que es elegido antes de enpezar el juego). Si los de abajo no aciertan o se caen antes de contestar, vuelven a perder y el juego comienza con los mismos papeles. Pero si aciertan los papeles se cambian y le toca al otro equipo agacharse.

Hecho por Belinda.


sábado, 3 de marzo de 2012

4.1. Entrevista a Benito Cabedo Garcia

Me llamo Benito Cabedo Garcia. Nací en Villahermosa del río el día 30 de enero de 1930. Debido a la escasez de recursos que sufríamos en mi familia, nunca tuve la oportunidad de ir a la escuela. Actualmente, a mis ochenta y un años, como estoy jubilado me dedico a trabajar mis tierras, en las que cultivo almendros, naranjos, etc.
 Viví una infancia muy dura, sobretodo por la escasez de alimentos que sufrimos todos en aquellos tiempos. Pero aún así, recuerdo mi infancia con nostalgia y no podría decir que fui infeliz en aquel tiempo.
 En mi familia éramos ocho hermanos, y siempre nos llevábamos bien entre nosotros. 
Nuestros padres eran muy estrictos con nosotros, pero siempre mantuvimos una buena relación, aunque nunca nos dieran mucho cariño.
 En aquellos difíciles tiempos no se le daba mucha importancia a los estudios, por no decir ninguna. 
Teníamos que empezar a trabajar lo más pronto posible para poder llevar algo de dinero a casa.
 Yo empecé a trabajar a los siete años como pastor de un rebaño de ovejas.
 No tenia apenas tiempo libre, pero los domingos por la mañana íbamos algunos hermanos andando hasta la plaza del pueblo, y allí siempre encontrábamos amigos. 
 Mi primer juguete, y uno de los pocos que tuve, fue una pelota hecha de trapos, que compartía con mis hermanos.
También jugábamos al escondite, a las cartas, etc.
 Respecto a la comida, mi madre hacía el pan cuando había trigo. También comíamos huevos de nuestras gallinas y, en diciembre, en la matanza, comíamos carne de cerdo. E incluso, durante el año podíamos comer alguna oveja.
 Teníamos muy poca ropa. Todos los hermanos vestíamos las prendas hechas de retales que nos fabricaba nuestra madre.
Entre los hermanos, éramos siete chicos y una sola chica, la más pequeña. Ella se ocupaba de ayudar a nuestra madre con las tareas domésticas, mientras que nosotros salíamos a trabajar fuera para traer dinero a casa.



   
Ermita del Bartolo, en Villahermosa del Río. 
Años 30.











Hecho por Valeria.